¿Qué diferencias hay entre un flat white, un capuchino y un latte?

El espresso es la base de algunos de los cafés que llevan décadas conquistado los paladares de los amantes de esta bebida. Tres de los más populares son el latte, el flat white y el capuchino.

¿Qué diferencias hay entre un flat white, un capuchino y un latte?

El espresso es la base de algunos de los cafés que llevan décadas conquistado los paladares de los amantes de esta bebida. Tres de los más populares son el latte, el flat white y el capuchino.

Aunque este trío se compone de los mismos ingredientes —espresso y leche—, presenta diferencias notables en cuanto a sabor y textura. ¿A qué se debe esto?

Sigue leyendo para aprender más sobre la composición de estos clásicos cafés y los factores que debes tener en cuenta al prepararlos.

La historia del flat white, el capuchino y el latte

Aunque la composición de estas tres bebidas es la misma, cada una procede de un lugar distinto y tiene su propia historia.

El capuchino se remonta al siglo XIX, cuando en las cafeterías de Viena se servía el llamado "kapuziner". El café ya extraído se combinaba con leche hasta lograr un tono marrón similar al de los hábitos de los monjes capuchinos, supuestamente un indicador de "intensidad".

Sin embargo, no fue hasta principios del siglo XX, cuando las cafeteras espresso comenzaron a ganar popularidad, que se acuñó el nombre "cappuccino". Desde entonces, este café con su gruesa capa de leche microespumada es imprescindible en cualquier cafetería.

El latte también surge en Europa, concretamente en Italia durante finales del siglo XIX. El "caffè latte" se preparaba en zonas que solían frecuentar los turistas estadounidenses, ya que la mayoría no estaban acostumbrados al intenso sabor del espresso. Se agregaba leche espumada para crear una bebida más suave y agradable al paladar.

A diferencia del capuchino y el latte, el flat white no proviene de Europa, sino de Oceanía. No obstante, a día de hoy, todavía existe un debate reñido entre las cafeterías australianas y neozelandesas sobre qué país fue el primero en crear esta bebida.

Durante los años 60 y 70, muchos consumidores australianos pedían bebidas con espresso a las que llamaban cafés "blancos" servidos "planos" ("white" y "flat" en inglés, respectivamente). Se trataba de un long black (un espresso servido sobre una pequeña cantidad de agua caliente) con leche.

En 1985, Alan Preston, propietario de una cafetería en Sídney, afirmó que sirvió la primera versión "oficial" de la bebida cuando un cliente pidió por error un "blanco plano", es decir, un "flat white".

A pesar de ello, su verdadero origen sigue siendo controvertido. Por su parte, los profesionales cafeteros de Nueva Zelanda afirman que la bebida se originó en Wellington.

Se dice que las personas de la ciudad que bebían café pedían capuchinos con "flat milk" (leche plana), en contraposición a las montañas de espuma que eran comunes en las cafeterías de los 80 y 90.

Proporción de leche y espresso

Una de las diferencias más importantes entre el capuchino, el flat white y el latte es la proporción de leche y espresso.

En muchas cafeterías del mundo, la mayoría de los cafés que llevan leche se elaboran con 36-40 g de espresso, una dosis estándar preparada con 18-20 g de café molido. La cantidad de leche que se añade al espresso es lo que cambia el resultado final.

Empecemos con el capuchino. Una creencia popular sobre el capuchino es que se compone de tercios: un tercio de espresso, un tercio de leche espumada y un tercio de espuma. Oficialmente, la Specialty Coffee Association define el capuchino como "una bebida de 148-177 ml con un equilibrio perfecto entre el espresso y el delicioso dulzor de la leche".

Es posible que estas proporciones varíen según el lugar del mundo donde te encuentres, pero pueden servir de guía. Es necesario lograr un equilibrio entre la microespuma, la leche espumada y el espresso para replicar el clásico sabor de esta bebida.

Para los lattes se usa la misma cantidad de espresso que para los capuchinos, la principal diferencia es en realidad el volumen de leche. El volumen de los lattes puede variar desde los 177 ml hasta los 237 ml o más, y la diferencia de volumen se debe a la leche espumada. Mientras que el capuchino, por lo general, suele constar de solo 148-177 ml. Esto significa que el sabor del espresso será menos intenso en un latte.

Por último, hablemos del flat white. Muy parecido al capuchino, el flat white suele ser de 148-177 ml, con la misma proporción de café y leche.

Sin embargo, no es solo el volumen de leche lo que diferencia a estas bebidas, sino también cómo se espuma. Sigue leyendo para descubrir más.

Leche espumada

Para el flat white, el capuchino y el latte, la textura de la leche es una pieza clave que define el carácter único de cada bebida.

Tanto el latte como el flat white contienen 0,5 cm de microespuma, es decir, leche con una textura espumada que se crea introduciendo aire en el líquido a la vez que se lo calienta con un vaporizador.

Mientras la temperatura aumenta, las proteínas de la leche se transforman y se rodean de moléculas de materia grasa. Esto genera una capa de espuma estable sobre la leche.

Los capuchinos tienen mucha más espuma que los lattes o los flat whites, lo que cambia la textura y la sensación en boca de este café. De hecho, según la SCA, los capuchinos deberían tener como mínimo 1 cm de espuma coronando el café, el doble, si no más, que los lattes o los flat whites.

Sin embargo, como esto es solo un mínimo, muchos baristas y consumidores interpretan el nivel de espuma requerido de forma distinta, de ahí que la proporción exacta varíe según el lugar donde te encuentres.

Para espumar leche para un latte o un flat white, hay que incorporar menos aire en el líquido, para que no se genere demasiada microespuma mientras calientas. Por el contrario, un capuchino necesita más microespuma, por lo que tendrás que introducir más aire en la leche mientras la calientas. Cuanto más aire incorpores, más consistente y espesa será la espuma.

Los granos de café adecuados

Los distintos volúmenes y texturas de la leche impactan en el sabor y la sensación en boca de cada uno de estos cafés.

Como los lattes contienen más leche, es importante usar unos granos que puedan "atravesar" la dulzura cremosa y espesa de la leche. A veces, las grasas y azúcares naturales de la leche espumada pueden tapar el sabor innato del café.

Los cafés de Sudamérica o el sudeste asiático suelen tener un sabor más pronunciado, con notas de chocolate, frutos secos e incluso especias. Utilizar granos de estos orígenes podría ayudar a que el café brille entre el gran volumen de leche del latte.

Por el contrario, los cafés de Centroamérica o África, caracterizados por un sabor más delicado y dulce, suelen combinar mejor con bebidas de menor volumen, como el flat white o el capuchino. 

Sea cual sea el café que prefieras tomar, entender las diferencias entre un latte, un capuchino y un flat white te ayudará a tomar decisiones informadas. Experimenta con las distintas texturas, sabores y cafés, y encuentra tu favorito.


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